sábado, 20 de noviembre de 2010

Instituto festejó en Comodoro en un partido injugable por el fuerte viento

Instituto consiguió un triunfo que valora más que cualquier otro porque lo logró después de trabajar muchísimo y frente a un rival, como la CAI, que sabe a la perfección de qué se trata jugar con un viento tremendo como el que azotó a Comodoro Rivadavia.
Para enaltecer más aún la valía de los tres puntos sumados por los cordobeses hay que destacar que el gol que definió el juego llegó en el peor momento del equipo albirrojo, en el cierre del primer tiempo.
Hasta ese momento, la CAI dominaba las acciones y la Gloria la pasó mal. Durante el 90 por ciento del tiempo la pelota estuvo en su campo y la CAI dispuso de nueve córners y de las situaciones más claras.
En un rechazo de Lima, una ráfaga envolvió el balón y lo tiró hacia atrás. El travesaño y Carranza salvaron a Instituto.
La pegada del zurdo Malcorra en los córners desde la derecha eran una complicación constante, y a los 3 minutos un remate cerrado se desvió en Alfonso e ingresó en el arco. Nadie entendió por qué el árbitro Ceballos anuló el gol. Después se sucedieron otro córner de Malcorra al travesaño, un zurdazo de Talín que Carranza sacó con esfuerzo, y un potente tiro libre de Villalba que rechazó Barsottini.
Las mejores chances y el dominio territorial eran del local, hasta que a los 43 minutos Lucas Godoy se le escapó a su marcador, trepó por izquierda y sacó el centro pasado, para la llegada de Raúl Damiani. Y fue el lateral al que Vivas le encomendó mayor recorrido quien sacó el derechazo que infló la red.
El complemento fue otra historia. Instituto se cansó de desperdiciar chances: Lima, Bergese, Lázzaro y, la más increíble de todas, la que derivó del tiro de Godoy al travesaño, que encontró a Lázzaro solo con el arco libre. El remate del goleador se fue arriba. Inexplicable.
Y de tanto desperdiciar, en el final la CAI llegó con el ingresado Matías Castro, pero Carranza controló el balón y aseguró el triunfo.

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