lunes, 15 de noviembre de 2010

No hay peor ciego que el que no quiere ver

Por Rolando Hompanera.-

La actualidad de uno de los clubes más importantes de Comodoro Rivadavia, con un largo camino transitado entre los mejores del país, hoy parece sumergida en aguas turbias, o una densa niebla, que impide una visión clara de cuales serán sus próximos pasos.
Y aunque lo mejor para disipar la niebla o bien salir a la superficie sería que se enciendan los faros anti niebla, o bien se diera un golpe de timón en busca del claro, es evidente que no hay decisión suficiente como para hacerlo.
Si bien es cierto que hay jugadores de mucha trayectoria, que brillaron en la última temporada de la Liga Nacional y un DT de selección, y el plantel invitaba en lo previo a una sólida ilusión de poder pelear por los primeros puestos de la competencia, la cruda realidad deportiva que se ve plasmada en la tabla de posiciones, indica que las cosas no están saliendo como se esperaba.
Varios factores pueden estar influyendo y hasta cegando una visión clara de las cosas. Una larga lista de lesionados, que incluye desde la pretemporada a Joel Comba, Gerald Brown, Lawrence Abney, Federico Mansilla, Fernando Funes y Diego Romero, son consecuencia de una sobre exigencia en el trabajo físico o simplemente de aspectos psiquicos que modifican lo anímico, o quizás, como quieren entender sus dirigentes, solo de mala fortuna.
Pero además de ese punto específico de la situación deportiva, existe otro que es evidente y que se observa con sólo presenciar las actuaciones del "mensana" tanto como local como cuando se presenta como visitante. Y es el que está relacionado con la bajísima producción de jugadores que son pilares en la construcción de juego. El base Gerald Brown, que la temporada pasada fue una de las figuras excluyentes que le posibilitó a Gimnasia no perder la categoría, actualmente no le pega al aro. Diego Romero y Hakeem Rollins, piezas claves debajo del canasto, tienen porcentajes de efectividad que llaman la atención. Y la larga distancia, de Maciel y Franco, ha casi desaparecido.
Se disputaron diez fechas y se perdieron siete partidos, lo que enciende una luz de alarma.
Pero lo más grave de todo es la unión de grupo, que parece estaría mostrando algunas pequeñas fisuras. No parece ser el mismo el clima que reinaba en la pretemporada, con "Beto" Martínez a la cabeza, que la que reina hoy, con el DT Casalánguida, luego de su arribo del mundial. Y eso se ve en las prácticas y también en cada partido.
Pero insisto que para poder resolver un problema primero hay que saber asumirlo. Y eso hoy parece que está lejos de producirse, porque reitero, no hay peor ciego que aquel que no quiere ver.

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